Como cada año, coincidiendo con el final del curso, Alume celebró su reuinión anual con los voluntarios que, con su colaboración, contribuyen a la buena marcha de la entidad. Una mirada al programa de trabajo impresiona a cuantos tienen ocasión de contemplarlo. Y es así por la cantidad, diversidad y renovación permanente de las actividades que se realizan a diario en el centro de rehabilitación, un logro en lo que estas personas tienen mucho que ver.
Al acto, además de la dirección y personal de Alume, asistió una pequeña representación de la nutrida red de voluntarios con los que cuenta la entidad, algunos de ellos de reciente incorporación. Este es el caso de Jesús, que imparte un taller de pan y dulces, y de la joven Laura, que enseña aun grupo de ususarios los rudimentos del zumba, una forma de baile gimnástico con la que los usuarios, poco amigos de los deportes y con problemas de sobrepeso, hagan ejercico sin darse cuenta. Isabel, la veterana de los voluntarios (comenzó a colaborar con Alume poco después de su apertura) y Adelina, comentaron los pormenores de sus respectivos talleres de lectura (también imparte ortografía y gramática ) y lectoescritura, respectivamente. Ambas se mostraron tan satisfechas “como el primer día” del trabajo que realizan en la entidad. En el mismo sentido se manifestó Ana María, que comparte actividad con Adelina. Ésta añadió que este trabajo le hace sentirse realizada como persona MÚSICA Y BAILE. Entre los asistentes también se encontraba Conchita, la más ruidosa de los voluntarios. “En las clases tocamos pandereta, cantamos y contamos chistes. Lo importante es pasarlo bien y dar alegría”, concluyó. Manuela, reponsable del taller de punto de cruz y Miguel Ángel, profesor de baie de salón, también aportaron sus experiencias con los usuarios del centro. Miguel aseguró pasárselo de maravilla enseñándoles a bailar, y reiteró su promesa de ir consus alumnos a una fiesta a o una discoteca para que puedan disfrutar de las habilidades adquiridas en esta disciplina. PROGRAMAS. Los profesionales de Alume ofrecieron información detallada de los programas de atención a enfermos mentales internos en cárceles (Paiem) y a los sin techo (Espertar), con la intención de poner al tanto a los voluntarios del desarrollo y resultados de ambas acciones. La intervención finalizó con la petición de que los asistentes difundan estos programas entre amigos y conocidos, especialmente el Espertar, ya que la colaboración ciudadana les permitiría controlar aquellos casos de los que no tienen conocimiento. Al término de la reunión, el personal de Alume agradeció la colaboración de los voluntarios haciéndoles entrega de obsequios realizados por los usuarios de la entidad en los talleres de artesanía.